¿Necesitas aplicar la estadística en tus proyectos?

Seguramente elegiste tu carrera pensando en no volver a ver un número en tu vida. Debe haber sido un duro golpe descubrir que incluso en las carreras de humanidades, la estadística (descriptiva o inferencial) es imposible de evadir. ¿Forma parte de la estructura de tus trabajos universitarios y no sabes o recuerdas qué es? ¡Entonces sigue leyendo!

¿Qué es la estadística?

En primer lugar, la estadística (descriptiva o inferencial) está muy relacionada al campo de las matemáticas, aunque no tanto a las cuentas. Principalmente, la estadística utiliza herramientas matemáticas para interpretar una situación. La estadística es, así, una ciencia que permite analizar datos (estableciendo variaciones o comparativas) expresados con valores numéricos.  

A partir de su aplicación, se buscará comprender dinámicas, situaciones o fenómenos. Es decir, la estadística (inferencial o descriptiva) permite la generación de información numérica que expone aquello que se quiere interpretar.

La estadística cuenta, entonces, con tres etapas: la recolección de datos y su cuantificación; su análisis; y la interpretación de los resultados (mediante una tabla o gráfico).

¿Para qué sirve la estadística? 

A partir de la generación de datos interpretados, la estadística (descriptiva o inferencial) puede cumplir ciertas funciones. Por lo pronto:

• Generar un “estado de la cuestión”. Es decir, un mapeo de la situación con la que se trabaja, que considere tendencias, modas y variantes, entre otras medidas. Esta función es particular a la estadística descriptiva.
• Dar a conocer las características de una población y, a partir de ellas, llegar a ciertas conclusiones.
• Relacionar variables diversas, lo que permite abordar un fenómeno desde una perspectiva más o menos diacrónica.
• Sustentar los análisis de disciplinas tan diversas como biología, salud pública, sociología e historia.
• Justificar la toma de decisiones (o facilitarla).

¿Cuáles son los componentes de un estudio estadístico?

A la hora de aplicar la estadística (descriptiva o inferencial) es necesario considerar una serie de puntos que formarán parte del análisis. Estos son, en principio:

• La variable; es decir, aquella característica o rasgo que se analizará. Para esto, se le debe asignar un valor. En consecuencia, debe ser cuantificable.
• Los parámetros: medidas que informan acerca de cómo se sitúan los valores en el total del análisis. Por ejemplo, qué datos constituyen la media estadística, cuáles variables se encuentran dispersas, y qué posición ocupa cierto valor.
• El experimento; aquel proceso que se realiza (intencionalmente) para recaudar una serie de datos con los que se refuta o ratifica una hipótesis.
• La población, que es el grupo de individuos que se desea investigar a causa de un rasgo común compartido por ellos. De ella se extrae una muestra, representativa de su totalidad. Sobre esta última se aplica el análisis.

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¿Qué tipos de estadística existen?

Pueden reconocerse dos grandes áreas dentro de la estadística: la estadística descriptiva y la inferencial. A continuación, te explicaremos cómo es cada una.

Estadística descriptiva

Este tipo de estadística se refiere (cómo no) a la descripción de amplios conjuntos de datos. Estos deberán ser de naturaleza numérica y presentarse a través de indicadores gráficos o tablas.

La estadística descriptiva considera tres cuestiones fundamentales: medidas de tendencia central, medidas de variabilidad, y distribución de frecuencias. Esto es: cuál es el centro de la distribución de datos; cuánto se distancian del centro otras variables; y cómo pueden agruparse los diversos datos.

Estadística inferencial

A diferencia de la descriptiva, la estadística inferencial orienta sus resultados no hacia la comprensión de una situación, sino a la “predicción” de ciertos resultados. Tal pronóstico se realizará en base a los valores que se recuperen.

Así, este modelo de estadística permite inferir cuestiones sobre la totalidad de una población, a partir del análisis de una muestra de ella. Tales cuestiones pueden ser “actuales” (por ejemplo, el número de niños que lee) como “futuras” (cuántos votarán al político X en las siguientes elecciones).

En tanto no trabaja con el total de una población, este tipo de estadística debe considerar (de manera imperativa) un margen de error. Este quedará determinado de acuerdo a lo representativa que sea la muestra tomada.

La estadística inferencial puede diferenciarse en paramétrica y no-paramétrica. En el primero de estos subtipos se establecen parámetros que subyacen a la distribución de los datos, y que permiten llegar a ciertas conclusiones. Para el segundo tipo de estadística inferencial, tal forma de distribución se encuentra ausente.

¿Problemas con la estadística en tus trabajos?

Como mencionamos, la estadística es una ciencia multidisciplinar. Se extiende de la matemática a las ciencias sociales, pasando por la biología y otras ramas de estudio. Por eso, en la mayoría de las carreras, alguna vez se la verá.

Si trabajar con números no es lo tuyo, aplicar la estadística (inferencial o descriptiva) en tus proyectos académicos, te producirá, como mínimo, una gran desazón. “Como mínimo” escribimos. Sin embargo, la consecuente falta de motivación que la estadística produce puede, incluso, llevar al abandono de los trabajos universitarios.

¿Qué es lo que pasa luego? Pues que te demoras en concluir tus estudios y tu título (de grado o posgrado) se vuelve, poco a poco, inalcanzable. Eso es algo que no te quieres permitir, pero, al mismo tiempo, tampoco elegiste tu carrera para sufrir con el estudio. Entonces, ¿qué puedes hacer? Es simple: contáctanos.

 

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