¿Necesitas saber qué es un argumento y cómo elaborarlo?

¿No tienes muy en claro qué es un argumento de un texto y cómo funciona? Si este es tu caso, has llegado al lugar indicado. En este artículo te contaremos todo lo que necesitas saber para escribir tus textos argumentativos (por ejemplo, ensayos o tesis) con la mayor solidez.

¿Qué es un argumento?

Podemos decir que un argumento es aquel razonamiento empleado para demostrar la validez de una idea. Esto se logra a través de la exposición de una serie de premisas que justifican una determinada conclusión.

Es habitual que en nuestras conversaciones cotidianas utilicemos argumentos para defender posturas sobre diferentes temas. Lo hacemos todo el tiempo, es una práctica muy común. Sin embargo, en el ámbito académico, los argumentos de un texto deben estar bien estructurados y cumplir ciertos requisitos.

En función de sostener la validez de un punto de vista, un argumento debe tener ciertas características. Lo más importante es que demuestren solidez, es decir, que no puede presentar contradicciones ni puntos débiles, y su justificación debe remitir a fuentes confiables. Además, la coherencia es una cualidad inherente a este tipo razonamiento, y debe sobrevivir a todo tipo de refutaciones que puedan hacerse al texto argumentativo.

Cabe aclarar que no siempre un argumento es necesariamente verdadero, ya que en algunas ocasiones es imposible comprobar si algo es real o no. Sin embargo, siempre debe presentar un alto grado de verosimilitud, es decir, que sea creíble.

Hasta aquí, conocimos las características del argumento de un texto, pasemos ahora a ver su estructura.

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¿Cómo es un argumento en función de su estructura?

Esencialmente, un argumento se compone de dos partes: las premisas y la tesis o conclusión. A continuación, analizaremos en detalle cada una de ellas.

Premisas

Son el conjunto de ideas con las cuales se fundamenta la afirmación que vamos a defender con el argumento. Es crucial que haya una estrecha relación entre ellas y las conclusiones a las que se arribará. También, se deberá poder verificar la validez de las mismas; esto otorgará mayor verosimilitud al texto argumentativo.

Conclusión

Es la tesis a la que se arriba luego de desarrollar el proceso argumentativo. La relación que se establezca entre premisas y conclusión no debe dejar espacio para la crítica. Como mencionamos en el apartado anterior, la solidez debe ser inherente al argumento; de otra manera, este será refutable.

Más allá del contenido, para alcanzar esta solidez los argumentos del texto deben estar redactados de manera coherente y cohesiva. Para eso, es recomendable que utilices conectores textuales en abundancia.

Una vez que tenemos esto en claro, podemos hablar de cómo se construyen los argumentos de un texto.

¿Qué es un argumento sólido?

En este apartado te daremos las herramientas para que puedas construir un argumento sólido junto a un ejemplo clarificador. Podemos dividir el proceso en diferentes etapas.

Elegir el tema

Primero, hemos de interiorizarnos en un tema que sea algo polémico. Mientras más conocimiento tengamos del mismo, a mayor cantidad de premisas podremos acceder a la hora de argumentar. También, así se podrán prever las posibles refutaciones que aparecerán.

A modo de ejemplo, vamos a tomar un tema familiar para todos: la universidad. Como podrás ver, el tema es un territorio amplio, sobre el que pueden plantearse fuertes puntos en contra o a favor. La argumentación no se hará sobre el tópico, sino que es preciso hacer un recorte del mismo para poder abordarlo. Lo que nos lleva al siguiente paso.

Identificar la idea a defender (tesis)

Como dijimos anteriormente, vamos a especificar el tema y seleccionar una idea que nos interese discutir. Basándonos en esta selección, debemos tomar una posición, es decir, hacernos con una opinión al respecto. Mientras más compromiso tengamos con la idea seleccionada, más fácil será tomar postura al respecto.

Este abordaje de la idea a discutir se llamará “tesis” y los argumentos del texto se articulan sobre ella.

Antes dijimos que el tema seleccionado es la universidad. Pero esto es demasiado amplio y no se puede tener una opinión sobre algo tan abstracto. Por lo tanto, vamos a hacer un recorte y tomaremos como idea las clases virtuales.

Seleccionar las premisas de los argumentos

Una vez que hicimos el recorte del tema y definimos la idea a discutir y su tesis, comienza el proceso de selección de las premisas. Ahora bien, podemos intentar defender la idea-tesis, o bien, atacarla.

En consecuencia, una argumentación puede ser tanto positiva como negativa. En ambos casos, las premisas deben ser sólidas y se debe prestar especial atención a las posibles refutaciones.

Continuemos con el ejemplo de las clases virtuales. Para escribir las premisas de los argumentos de un texto que trate sobre esta cuestión, se deberá elegir una postura al respecto. Sin embargo, intentaremos defenderlas y atacarlas para hacer más completo este ejemplo. 

En este sentido podemos decir lo siguiente (como argumento a favor): Las clases virtuales contribuyen a que los estudiantes no pierdan tiempo viajando, pueden aprender desde la comodidad de su casa y se protege su salud.

Es una premisa totalmente válida, pero también se puede argumentar en contra. Por ejemplo: La mayoría de los estudiantes viven con sus familias y no pueden encontrar un espacio tranquilo para prestar atención a la clase. 

Llegar a las conclusiones

Una vez finalizada la exposición de las premisas, se debe arribar con fluidez a las conclusiones. Esto quiere decir que la conclusión de un texto argumentativo no puede ser forzada, sino más bien, evidente. Además, si prestamos atención a las refutaciones de la propia tesis, podemos incorporarlas a nuestros argumentos finales, para llegar a conclusiones más convincentes.

Terminemos nuestro ejemplo:

“Teniendo en cuenta los argumentos expuestos, llegamos a la conclusión de que las clases virtuales fueron una gran herramienta para cuidar la salud de los estudiantes. Sin embargo, en las condiciones del contexto actual, consideramos que lo óptimo para la correcta absorción del conocimiento es volver a la presencialidad”.

De esta manera tomamos uno de los argumentos más sólidos (que era el cuidado de la salud) lo ponderamos, y luego, para descalificarlo, lo ubicamos lejos en el tiempo. De esa manera nos resguardamos de la crítica del punto de vista contrario. 

Esperamos que este artículo haya eliminado todas tus dudas respecto a los argumentos. Pero si este no fue el caso, tenemos algo que te interesará.

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